Un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810: las ciencias naturales en esos tiempos
Un trabajo recientemente publicado por investigadores del Instituto en la Revista de la Asociación Geológica Argentina así como las actividades del Programa de Historia de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA dan a conocer la historia de la ciencia en tiempos de la Revolución de Mayo.
Definida por Mariano Moreno como una “feliz revolución de las ideas”, la Revolución de Mayo de 1810 aceleró el intento de trasplantar a nuestro medio el cultivo de las ciencias exactas y naturales. Animados por los últimos coletazos del Iluminismo, Manuel Belgrano, el Deán Gregorio Funes, Bernardino Rivadavia y el Presbítero Antonio Sáenz, entre otros, fueron infatigables promotores de instituciones científicas.
Hoy, más de doscientos años más tarde, se puede mensurar la brecha que separaba a nuestras instituciones científicas criollas de sus pares europeas pero no hay duda que todo lo que actualmente constituye el complejo de ciencia y tecnología nacional comenzó entonces, con los sueños de un grupo de revolucionarios dispuestos a cambiar la historia.
Bernardino Rivadavia, hijo de un próspero comerciante, quien se había destacado por su participación en la defensa contra las invasiones inglesas, jugó un rol muy importante en el nacimiento de las ciencias naturales dado que estuvo detrás y apoyando todas las iniciativas que surgieron en esa época. No es sorprendente que diversos estudiosos de este período lo denominan “las Ciencias de Rivadavia”. La preocupación de la primera junta por la instrucción pública y el interés de estudiar las riquezas naturales del territorio fue continuado por el Triunvirato de 1811 y se plasmó a través de Rivadavia, su secretario, quien redactaría en 1812 la primer circular que informaba sobre la formación del museo de historia natural de Buenos Aires. Poco tiempo después, encomendado por la junta en 1814, tomó contacto con varios intelectuales europeos, entre ellos su mentor Jeremy Bentham, quien participaría en la fundación del University College de Londres en 1826, la primera universidad inglesa no confesional y se entusiasmó para crear una universidad de ese tipo en el río de la Plata, culminando con la fundación de la Universidad de Buenos Aires en 1821.
Para mayores detalles se recomienda leer:
Borches, C. 2010. La ciencia en tiempos de la Revolución de Mayo. La Ménsula 3(11): 1-8.
Ramos, V.A. 2011. Doscientos años de Ciencias de la Tierra en la Argentina. Revista de la Asociación Geológica Argentina 68(3): 392-406.
Journal homepages: http://www.fcen.uba.ar/segb/historia/index.htm
http://www.scielo.org.ar/pdf/raga/v68n3/v68n3a11.pdf