Holothuroidea: nuevos registros del Cretácico Inferior de la Formación Agrio, Cuenca Neuquina, Argentina. Un estudio integrado con foraminíferos y nanofósiles calcáreos
En este trabajo, próximo a publicarse en la revista Alcheringa, un grupo de investigadores del Laboratorio de Bioestratigrafía de Alta Resolución, junto con colegas del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” y del Centro de Investigaciones Geológicas, presentan el primer hallazgo de osículos de pepinos de mar del Cretácico Inferior de América del Sur y agregan un nuevo registro a los escasos 18 hallazgos mundiales reconocidos para esa época. Aunque la asociación hallada es prácticamente monoespecífica, es llamativa la abundancia de las piezas esqueletales recuperadas respecto de otros yacimientos conocidos. El hallazgo comprende más de 450 piezas con forma de cruces o estrellas con 5 a 7 “brazos” y un área central sólida con cuatro perforaciones, carente de cualquier tipo de elevación central como las conocidas con los nombres de espira, aguja o torre, que dieron lugar a la descripción de un nuevo género y una nueva especie, Stellapadia neuquensis gen. et sp. nov., y una única placa con forma de raqueta con dos mangos, que se mantuvo como género y especie indeterminados. Estos ejemplares tan abundantes en niveles inferiores del Miembro Pilmatué de la Formación Agrio, tienen morfologías poco frecuentes tanto en el registro fósil como en disecciones de holoturoideos actuales; sin embargo, la semejanza de las “cruces” y “estrellas” con dos morfoespecies fósiles, así como con huesecillos de dos especies actuales, permiten atribuirlos al Orden Molpadida y la Familia Molpadiidae. De igual manera, la “raqueta” es semejante a formas fósiles fusiformes así como a huesecillos “anormales” de la forma viviente Molpadia musculus, asignables a los Molpadiidae.
La edad del yacimiento se basó en el nanoplancton calcáreo asociado, que indica la Zona CC4A (Valanginiano tardío a Hauteriviano temprano), y en el registro en niveles suprayacentes de un fragmento del amonite Decliveites crassicostatus, que restringe la edad de los niveles estudiados al Valanginiano tardío.
Respecto al paleoambiente, la gran cantidad de osículos completos, la litología y la asociación casi monoespecífica del foraminífero Epistomina loncochensis, permitieron interpretar un subambiente de rampa externa de baja energía.
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