Volcanes activos en Antártida: una expedición a las fumarolas perdidas – parte 1/2
Por el Grupo de Estudio y Seguimiento de Volcanes Activos
El continente antártico ofrece una amplia variedad de maravillas naturales: mares repletos de ballenas, focas y pingüinos, caletas de hielo inmensas que cubren el horizonte, montañas heladas y, por supuesto, volcanes. La isla Decepción es un volcán activo en la Antártida que nace en el fondo del océano, en el estrecho de Bransfield. Este volcán tiene unos 1500 metros de altura, pero sólo asoman sobre la superficie marina los últimos 500 metros.
Decepción es un volcán inquieto, en el siglo XX hizo tres erupciones, dos de las cuales destruyeron las bases chilena y británica que se encontraban en la isla. La base argentina y la española, al menos hasta ahora, corrieron mejor suerte. Estas erupciones ocurrieron en los años 1967, 1969 y 1970. Por ese entonces, por motivos de seguridad. la isla fue completamente evacuada. En aquellos años, hacia 1970, las crónicas mencionan un sobrevuelo de reconocimiento de la isla, por el que se identificaron diversos nuevos cráteres y coladas de lava. Durante este vuelo se habría reconocido, también, un campo fumarólico en la cima de la mayor altura de la isla Decepción: el Monte Pond. Un campo fumarólico es una zona en un volcán que presenta altas temperaturas y desde la cual se emiten vapor de agua y gases volcánicos. Estas fumarolas son mensajeras de las profundidades del volcán, traen a la superficie mucha e importante información sobre el interior del volcán y sobre su estado de actividad.
Un grupo de volcanólogos, ávidos de conseguir algunas muestras de estos gases volcánico, se propusieron ir a corroborar si este campo fumarólico realmente existía allí en la cima del Monte Pond. La duda se planteaba ya que, al momento, no existía registro fotográfico del mismo. Tal vez la emisión de estos gases había ocurrido sólo después de las erupciones 67-70, o tal vez sólo había sido un avistamiento erróneo de nubes, como suele suceder en muchos casos. Además, si este campo fumarólico estaba ahí, querían conocerlo y averiguar todo lo que estos gases tuvieran para decir. Por eso, se dirigieron desde la base argentina Decepción, navegaron a través del Puerto Foster, el mar interno de la isla, desembarcaron en Caleta Péndulo y, con el apoyo de montañistas del Ejército Argentino, emprendieron el ascenso hacia la cima el Monte Pond, en busca de estos gases volcánicos.
Si bien el día elegido para realizar esta búsqueda era un día de buen tiempo, cuando se ascienden sólo algunos cientos de metros en Antártida el panorama puede cambiar rápidamente, se tapa de nubes y se enfría. Los expedicionarios ascendían paso a paso, mirando a su alrededor, buscando tanto el camino como las fumarolas. Pero cerca de la cima, miraban a su alrededor y sólo veían el blanco de una neblina cerrada. Caminaban casi a ciegas cuando de repente se encontraron con una pared de hielo de 8 metros de altura. La pared los obligó a torcer su ruta, marcada por ser el camino que se oponía a la fuerza de gravedad. Todo era incierto, la visibilidad se reducía a unos 5 metros aproximadamente, y el hielo parecía poner una barrera a la expedición. Y hasta este momento no había fumarola alguna…